Daño.
Me toca hacer una tarea no menor,
contar todo el daño que me han hecho y, todo el daño que yo he hecho. Esto
podría ser eterno, sea de cualquiera de ambos ámbitos, así que dejaré fluir,
sin vergüenza, sin pudor, porque he recibido y he otorgado cantidades de
dolores que llevo en el cuerpo que de alguna manera deben salir.
De chiquitita me ha costado
entender el por qué de tantas cosas, y creo que ese es el mayor daño que yo me
he hecho a mi misma, no tanto la comida, el descuido físico, la mala salud,
sino que dedicarme eternamente a preguntarme tantas cosas, tantos por qué, que
terminé olvidándome a mí misma queriendo entender al mundo, armar el puzle de
la vida y no de mi vida, sino que de otros, de todos, de miles. Es complejo
pensar en esto, no es fácil asumir que dentro de los daños más fuertes que has
recibido, uno de ellos, te lo hiciste tú misma. Dicen que tiene que ver con el
aprender a sobrevivir eventos de la vida, que así fue como logré
intelectualizar lo mucho que me hicieron y lo mucho que hice.
Sobre las heridas que otros me
hicieron hay tantas que podría estar semanas trabajando en esto, no me
alcanzaría el tiempo, yo creo que da para un libro, desde el abandono de la
madre que me debía proteger, los celos que ella demostraba en cuanto a la relación
que yo tenía con mi papá, celos que la cegaron y no le permitieron ver que mi
papá me hacía daño, me abusaba, me sometía a sus ideales, a una relación
incestuosa donde era amiga, pareja, madre e hija. No, no era el amor de padre
que quería y ahora pienso que quizás si mi mamá hubiera estado más cerca, más
contenedora, más presente desde el amor, quizás no habrían pasado ni la mitad
de las cosas que me han pasado en la vida, y no habría terminado siendo madre
del mundo.
Mi papá… ese es un tema eterno, y
eterno no por la cantidad de años durante los que me dañó, sino también en
cuanto a la cantidad de años que sigue ese dolor en mi cuerpo, y digo mi cuerpo
porque no le he permitido funcionar bien, tanto de forma consciente como de
forma inconsciente, tengo colon irritable, jaquecas, amenorrea primaria, “útero
infantil”, hipófisis más pequeña de la esperada a mi edad, no ovulo, como para
matarme como objeto de deseo de otros, me sumí en relaciones dañinas y
violentas, me violenté a mí misma, me corté, sufro de desórdenes alimentarios,
vergüenza de mi propio cuerpo, y bueno, ahí hay otra forma en la que me
maltrato, cuando me miro al espejo y me trato de asquerosa, cerda, guatona, y
me entierro las uñas en los rollos.
Con padres así, como iba mi
cuerpo a querer ser madre.
Otra cosa que me hizo daño fue el
bullying eterno que me hicieron en el colegio, pero si lo pienso bien, juro que
es secundario, de repente la posición de víctima me hizo sentido mientras por
otro lado yo victimizaba también. Así fue como aprendí a robar y a hacerle daño
a los demás.
Total… si me hacían mierda a mí,
como no iba yo a querer quemar el mundo y a todos aquellos malditos que
representaban la perfección que yo no tenía… me acuerdo de esto y me da rabia,
una rabia que me sale por los poros, por qué ellos sí y yo no. Vida culiá mala
que me tocó.
Bueno, siguiendo con los daños
que hice, en tercero básico aprendí a robar y a mentir. Le decía a mis
profesoras que me robaban dinero de la mochila, tanto así que en un mes tuve 50
lucas en mi bolsillo que destruí en el kiosko del colegio, por supuesto esto no
pudo continuar porque llamaron a mi mamá para llamarle la atención por mandarme
con plata al colegio y resulta que jamás fue. Las profes casi me matan y estuve
castigada semanas enteras.
A robar aprendí también en esos
años, recuerdo que estaba de moda juntar stickers y a mí jamás me compraban los
más bonitos porque eran muy caros, así que bueno, le robé los álbumes a mis
compañeras. Así no más. La emoción de sacarlo de las mochilas y guardarlo
escondido bajo mi cama como un tesoro no tiene comparación, lo mismo empecé a
hacerle a mi abuela, ella siempre tenía dinero en su cartera dentro de un
sobre, cuando ella se dormía yo le sacaba billetes, y ahora que lo pienso, esa
costumbre siguió por años de años, ya no con mi abuela sino con mi hermana
menor, le abría la alcancía y le sacaba la plata, y digo años porque creo que
dejé de hacer eso cerca de los 25 años. No sé por qué me gustaba tanto pero de
solo recordarlo me da un calorcito.
Finalmente, el mayor daño que
hice es uno que no me da felicidad hoy, no es un buen recuerdo, por el
contrario, es algo que me duele. Un ex me dejó por mi mejor amiga, y yo
lo torturé emocionalmente durante AÑOS. Le mandaba fotos que él me había regalado,
canciones que me había dedicado, cuentos y poemas que me había escrito, uno al
día durante 4 años, hasta que se acabaron. Nunca repetí un mail. Me pasé. Me
pasé demasiado.
Si me pongo a pensar todo esto, y
las mil y un otras cosas que me hacen daño pero que no tengo horas eternas para
escribir, creo que lo único y más que hay es rabia, rabia por la injusticia, yo
no me merecía todo esto, pero me desquité con otros, con quienes no tenían la
culpa. El problema de todo esto, es que no quiero pedir perdón, no me siento
arrepentida, si fueron tan mierda conmigo, ¿por qué tengo yo que ser un amor?
Rabia, rabia y más rabia… rabia
que esconde dolor.