lunes, 31 de agosto de 2020

 

Daño.

 

Me toca hacer una tarea no menor, contar todo el daño que me han hecho y, todo el daño que yo he hecho. Esto podría ser eterno, sea de cualquiera de ambos ámbitos, así que dejaré fluir, sin vergüenza, sin pudor, porque he recibido y he otorgado cantidades de dolores que llevo en el cuerpo que de alguna manera deben salir.

De chiquitita me ha costado entender el por qué de tantas cosas, y creo que ese es el mayor daño que yo me he hecho a mi misma, no tanto la comida, el descuido físico, la mala salud, sino que dedicarme eternamente a preguntarme tantas cosas, tantos por qué, que terminé olvidándome a mí misma queriendo entender al mundo, armar el puzle de la vida y no de mi vida, sino que de otros, de todos, de miles. Es complejo pensar en esto, no es fácil asumir que dentro de los daños más fuertes que has recibido, uno de ellos, te lo hiciste tú misma. Dicen que tiene que ver con el aprender a sobrevivir eventos de la vida, que así fue como logré intelectualizar lo mucho que me hicieron y lo mucho que hice.

Sobre las heridas que otros me hicieron hay tantas que podría estar semanas trabajando en esto, no me alcanzaría el tiempo, yo creo que da para un libro, desde el abandono de la madre que me debía proteger, los celos que ella demostraba en cuanto a la relación que yo tenía con mi papá, celos que la cegaron y no le permitieron ver que mi papá me hacía daño, me abusaba, me sometía a sus ideales, a una relación incestuosa donde era amiga, pareja, madre e hija. No, no era el amor de padre que quería y ahora pienso que quizás si mi mamá hubiera estado más cerca, más contenedora, más presente desde el amor, quizás no habrían pasado ni la mitad de las cosas que me han pasado en la vida, y no habría terminado siendo madre del mundo.

Mi papá… ese es un tema eterno, y eterno no por la cantidad de años durante los que me dañó, sino también en cuanto a la cantidad de años que sigue ese dolor en mi cuerpo, y digo mi cuerpo porque no le he permitido funcionar bien, tanto de forma consciente como de forma inconsciente, tengo colon irritable, jaquecas, amenorrea primaria, “útero infantil”, hipófisis más pequeña de la esperada a mi edad, no ovulo, como para matarme como objeto de deseo de otros, me sumí en relaciones dañinas y violentas, me violenté a mí misma, me corté, sufro de desórdenes alimentarios, vergüenza de mi propio cuerpo, y bueno, ahí hay otra forma en la que me maltrato, cuando me miro al espejo y me trato de asquerosa, cerda, guatona, y me entierro las uñas en los rollos.

Con padres así, como iba mi cuerpo a querer ser madre.

Otra cosa que me hizo daño fue el bullying eterno que me hicieron en el colegio, pero si lo pienso bien, juro que es secundario, de repente la posición de víctima me hizo sentido mientras por otro lado yo victimizaba también. Así fue como aprendí a robar y a hacerle daño a los demás.

Total… si me hacían mierda a mí, como no iba yo a querer quemar el mundo y a todos aquellos malditos que representaban la perfección que yo no tenía… me acuerdo de esto y me da rabia, una rabia que me sale por los poros, por qué ellos sí y yo no. Vida culiá mala que me tocó.

Bueno, siguiendo con los daños que hice, en tercero básico aprendí a robar y a mentir. Le decía a mis profesoras que me robaban dinero de la mochila, tanto así que en un mes tuve 50 lucas en mi bolsillo que destruí en el kiosko del colegio, por supuesto esto no pudo continuar porque llamaron a mi mamá para llamarle la atención por mandarme con plata al colegio y resulta que jamás fue. Las profes casi me matan y estuve castigada semanas enteras.

A robar aprendí también en esos años, recuerdo que estaba de moda juntar stickers y a mí jamás me compraban los más bonitos porque eran muy caros, así que bueno, le robé los álbumes a mis compañeras. Así no más. La emoción de sacarlo de las mochilas y guardarlo escondido bajo mi cama como un tesoro no tiene comparación, lo mismo empecé a hacerle a mi abuela, ella siempre tenía dinero en su cartera dentro de un sobre, cuando ella se dormía yo le sacaba billetes, y ahora que lo pienso, esa costumbre siguió por años de años, ya no con mi abuela sino con mi hermana menor, le abría la alcancía y le sacaba la plata, y digo años porque creo que dejé de hacer eso cerca de los 25 años. No sé por qué me gustaba tanto pero de solo recordarlo me da un calorcito.

Finalmente, el mayor daño que hice es uno que no me da felicidad hoy, no es un buen recuerdo, por el contrario, es algo que me duele. Un ex me dejó por mi mejor amiga, y yo lo torturé emocionalmente durante AÑOS. Le mandaba fotos que él me había regalado, canciones que me había dedicado, cuentos y poemas que me había escrito, uno al día durante 4 años, hasta que se acabaron. Nunca repetí un mail. Me pasé. Me pasé demasiado.

Si me pongo a pensar todo esto, y las mil y un otras cosas que me hacen daño pero que no tengo horas eternas para escribir, creo que lo único y más que hay es rabia, rabia por la injusticia, yo no me merecía todo esto, pero me desquité con otros, con quienes no tenían la culpa. El problema de todo esto, es que no quiero pedir perdón, no me siento arrepentida, si fueron tan mierda conmigo, ¿por qué tengo yo que ser un amor?

Rabia, rabia y más rabia… rabia que esconde dolor.